Mis piernas y tus manos.

Mis piernas te extrañan,
y mi corazón aún no lo sabe,
ni quiero que se entere, porque luego no sabe por donde regresar
¿y después quien lo salva de tremendo mal?


Las huellas de tus manos aún han quedado marcadas,
y no se borró el caminito que lograste dibujar,
los lunares de mi espalda que yo aún no los he visto,
piden a gritos que los vuelvas a contar

12345 y así, sin comas, sin respirar
ven a gritarme al oído,
que quiero escuchar el cuento que hoy me vas a contar


Confieso que todo mi cuerpo te extraña,
quizás mis piernas un poquito más.

Nostalgia.

Volví a escucharme,

verme a través de tus ojos, 

tus recuerdos, la nostalgia,  

los besos robados, todo aquello que habías guardado

Volví al pasado, 

al nuestro,  a ese lleno de sonrisas y orgasmos,

de cumpleaños no celebrados, de copas rotas y domingos vacíos,

Al pasado imperfecto, al nuestro

Y volví escucharme reír como antes.

Venir y compartir.

Como quien quiere dormir,

que la mires,

y hables con ella-sueños-

escucharla hasta convertirla en eco

devolverle cada noche que le has robado,

compartir el vino, desde su ombligo

olvidar por un rato esta distancia,

venir a buscarla, compartir algo, y por que no, la vida.

El cumpleaños de mi chico.

Luico tiene el corazón al tamaño de mi mundo, 

llenito de colores,

es el amigo que escucha y se ríe por cada historia nueva contada.

El que soporta mi poesía y de vez en cuando me dice que estoy algo loca, y que debería bajarme un cambio.

Hay sonrisas que se quedan en el alma, de esas que te abrazan, y luego te aman.

Mi cable a tierra cumple años. 

Te quiero escribir.

Mientras la tormenta pasa,
la poesía sigue,
así como tus palabras,
así como cada una de tus tormentas,
tan llenas de tempestad, y algo de dolor

Te quiero escribir,
sellar con un beso,
y enviar-te cada una de mis cartas,
y ver si logras ahogarte con ellas,
ver si logras sobrevivir y luego me puedas contar

Las tormentas pasan,
y la poesía sigue.