Regresó, sí
aquel amor ingrato,
el que recuerdo haber despedido alguna noche
y nunca más dejarlo entrar por mi tejado
Regreso tímidamente,
como lo hacen esos amores
Regresó, sí
aquel amor ingrato
al que recordaba por ratos,
pero por ingrato, debía olvidarlo
Hoy
está acá, conmigo
yo aún lo sigo llamando ingrato, y lo observo en mi tejado
aunque él siga insistiendo que nunca hubieron despedidas,
y que ambos nos seguíamos amando, como aquella noche de verano.