lunes, 7 de julio de 2014

Tengo una nueva historia para contar.

Recuerdo, cuando tenía 18 años y ya vivía sola en esta ciudad, y pasaba mi cumpleaños con la decisión que quería un tatuaje, para registrar y recordar que ya tenía la mayoría de edad y que todo lo nuevo que estaba por venir, sería sola. (aún recuerdo el momento, y río porque fueron los 20 minutos mas dolorosos de mi vida, ahora pienso que no).
 
 Conocí a Harry (tatuador) hace un buen tiempo, por un hermano que hice gracias a esta ciudad. Vinicius siempre me decía, algún día volverás a tatuarte por que nunca estarás feliz solo con uno, siempre querrás más, y solo reía pero sabía que ese momento llegaría de nuevo.
 
 Y tuvieron que pasar muchos años, cambios, personas que llegaron y se fueron de mi vida, para ser mejor o estancarme por algunos años también, y un día de esos cuando despiertas y está la idea de lo que quieres, y tu cabeza empieza a recordar todo lo que has vivido, y decides  que llego el momento de hacerlo y así fue.
Bambi y yo, nos fuimos en busca de un poco de dolor, para dejar el pasado.
Hoy, tengo 26 años ya no soy la misma miedosa de los 18, algunos miedos se han ido y otros se han quedado, se niegan a dejarme. Creo que por eso nunca estaré sola.
Claudia, ya no es la misma, aprendió mucho y lo que puede rescatar es que el dolor nunca dura para siempre, es mas los dolores son opcionales.
 

 
Hoy tengo dos nuevos tatuajes, un corazón que es el que siempre pongo a todo lo que hago, y como verán soy adicta a ellos, en todas sus formas.
Y una de mis descripciones que me acompaña hace tanto años, en unos de los post mencionada que siempre soñaba y los anotaba para no olvidarlos.
Algunos los he cumplido, otros fueron imposibles y tengo muchos en la espera,
por que para vivir solo necesitas soñar, y yo soy una de ellas.
Soñadora Compulsiva.
Y esa es mi historia para los que andaban preguntando.
Gracias por leerme, besos y seamos felices.
PD.- Las fotos me las ha tomado, alguien que quiero mucho y me encanta tenerlo en mi vida, por que me ha jalado las orejas cuando lo he necesitado, y acompañado ahora que ando feliz.
Shan, gracias!