Quiero rozar mi lengua por cada uno de tus pecados,
volver a revivirlos, sin estar arrepentidos,
recorrer cada uno de esos túneles tan sabor a poco,
y llenos de la nada.
Quiero atraparte entre mis piernas,
apegarte a mi pecho,
verte venir y dejarte ir
Quiero tantas cosas, y tan pocas personas,
que poco a poco me voy envenenando y apresando entre tu pecho
para luego despertar y vomitar la realidad.
Así qué ahórrate las despedidas, que luego yo te cambio por cualquiera.