lunes, 17 de septiembre de 2012

Instrumento.



Él, llega de manera apresurada,
voltea si le grito,
observa mi vestido,
mientras pide un café y su cigarrillo.

Toca lentamente,
acaricia ese instrumento,
sobresalta cada poro de mi cuerpo.

Toma, fuma, canta, y  grita a veces,
él transforma toda la casa,
se acuesta de manera pausada,
pero desaparece como la noche.

Es de noche, está presente.
Vive, se sienten sus manos,
al acariciar su preciado instrumento.



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